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No es que mi mejor yo salga mejor en las fotos, es que tengo una amiga que es muy buena fotógrafa ;) |
No sé cómo irán vuestros propósitos de 2015; supongo que como todos los años, estáis ya luchando por mantener la determinación del día 31. Yo es que no me propuse nada porque, no sé, mira, bastante tengo con proponerme casarme en 9 meses.
Sin embargo, en noviembre me dispuse a encontrar a mi mejor yo. Como lo lees, EXISTE UNA MEJOR ARI, aunque cueste creerlo. ¡Yo ni sabía que se podía!
Casi de casualidad, empecé unas sesiones con una coach (a ver, todos la llamamos "la coach" pero tiene un nombre, Rocío), cuyo objetivo era, precisamente, ese: ayudarme a encontrar una mejor versión de mí misma. Y vaya si la he encontrado.
La primera sesión estaba perdida: en la vida y en cuanto a lo que esperaba de ella (de Rocío), porque realmente, como no sabía de qué iba el tema, no sabía qué esperar.
Pero la segunda sesión fue tan reveladora que yo considero que desde ese día mi vida ha cambiado. Y lo ha hecho a mejor, claramente. Aprendí a encontrar respuestas simplemente en mis propios pensamientos, que estaban tan enmarañados, que no me dejaban ver lo que verdaderamente quería. Os prometo que fue algo increíble.
Porque, ¿de qué va eso del coaching? Pues nadie te da consejos, no vayas buscando que te digan "tienes que": en cambio, el coach te va guiando, mediante preguntas, para que tú mismo respondas y seas capaz de ver el camino. Te acompaña, pero no te impone nada. Es increíble, porque al final tienes la sensación de haber visto el sol entre las nubes tú solo, simplemente haciéndote preguntas que quizá nunca te habías hecho y, sobre todo, dándoles respuesta (cosa que más que probablemente no habías hecho).
Para mí es una experiencia que todos deberíamos vivir: sé que es habitual pensar: "eso es para gente con problemas", pero yo, a priori, no tengo ningún problema grave (creo) y es justo donde un coach te puede ayudar: a tomar decisiones, a cambiar algunas actitudes que pueden ayudarte a mejorar tu día a día... Pequeños cambios, como decía, para encontrar tu mejor yo.
Además, te ayuda a entender a los demás, a ayudarlos de la misma manera que te han ayudado a ti: yo más que nunca me pongo en el lugar del otro, intento entender lo que piensa y sobre todo le hago las mismas preguntas que quizá se haga internamente, para alcanzar juntos una solución, ahora evito en la medida de lo posible los "yo creo que" porque lo que yo crea puede ser mi versión de la realidad y eso no ayuda para nada.
Os cuento todo esto porque me ha hecho feliz, porque quería que supiéseis que a lo mejor los propósitos de Año Nuevo son más sencillos de lo que realmente nos imponemos y porque estoy tan agradecida a Rocío y tan fascinada con ella, que creo que es mi deber contároslo y recomendaros que tengáis al menos una sesión con ella. Ya están yendo varios amigos míos (a los que les he contado lo mismo que a vosotros) y, de verdad, no estoy loca, todos estamos encantados.